Paraguay, su refugio
Cuando la causa artiguista finalizó en 1820, las tropas luso-brasileñas se impusieron a los Orientales y se instalaron aquí. Desde el litoral argentino no llegó apoyo luego que los principales caudillos dejaron a Artigas y pactaron con Buenos Aires.
Sin sostén real y en medio de una gran soledad, el 5 de setiembre Artigas cruzó el río Paraná, se quedó en Paraguay, pero las autoridades lo apresaron. Fue liberado unos años después.
Derrotas
En 1820 el artiguismo sufrió dos ataques directos. Ante la victoria en Tacuarembó los portugueses, los obligaron a resguardarse en el litoral argentino. El Protector de los Pueblos Libres ya no tuvo apoyo de algunas provincias, por el creciente prestigio de caudillos locales.
Hacia Paraguay
En setiembre de ese año y para protegerse Artigas cruzó el río Paraná, llegó a Paraguay con algunos de sus hombres. La guardia paraguaya les permitió acampar en Itapuá, solo si entregaban sus armas.
El dictador Gaspar Rodríguez de Francia no se sentía seguro con el caudillo oriental en su suelo. Desconfiaba que organizara un motín en su contra. Lo apresaron hasta que Francia se tranquilizó y resolvió que Artigas viviera en el pueblo de San Isidro Labrador de Curuguaty.
¿Sabías que, allí José Artigas luego de establecerse se dedicó a trabajar la tierra?
Mucha soledad
En 1845 el presidente López le ofreció su quinta de veraneo en el paraje de Ibiray. Lo invitó a mudarse y Artigas aceptó. Allí vivió hasta el fin de sus días, falleció el 23 de setiembre de 1850 a los 86 años, solo lo acompañaba su asistente.
La tradición popular cuenta que las últimas palabras de Artigas fueron: ¡Mi caballo! ¡Quiero montar mi caballo!
¿Sabías que, sus restos se repatriaron en setiembre de 1855? El gobierno de la época pidió que volvieran a territorio Oriental. Hoy descansan en el Mausoleo en Plaza Independencia de Montevideo y es escoltado por soldados del Cuerpo de Blandengues.